sábado, 26 de febrero de 2011

Quinto principio: Enfoque de sistema para la gestión

Según ISO 9000: Identificar, entender y gestionar los procesos interrelacionados como un sistema contribuye a la eficacia y eficiencia de una organización en el logro de sus objetivos.
Acá es necesario extender el concepto de Sistema no sólo al sistema de gestión, a la organización (el Estado), también debemos considerar como sistémicos los problemas de la sociedad. En este sentido son muy reveladores los postulados de Peter Senge en su libro "La Quinta Disciplina" en el cual hace hincapié en la necesidad de tener un "pensamiento sistémico" para analizar los problemas a resolver. Un síntoma claro de problemas sistémicos en las organizaciones es echarse mutuamente culpas entre los distintos partícipes del problema y en este sentido contamos con muchos ejemplos: el problema de los menores en los casos de inseguridad en el cual el Poder Judicial dijo "hay un vacío legal", el Poder Legislativo dijo "las leyes están, falta voluntad política en el Ejecutivo" y el Poder Ejecutivo dijo "los jueces no actúan como corresponde"; otro ejemplo lo han sido las ocupaciones ilegales de terrenos con inculpaciones mutuas entre jurisdicciones; también se vio este fenómeno en un trágico accidente ferroviario y podrá seguir viéndose en muchas otras ocasiones.
Los problemas sistémicos normalmente tienen causas de larga data, complejas, intervienen distintos sectores y lo habitual es aplicar soluciones que no van a las causas primordiales, sino a los síntomas inmediatos, en muchos casos estas soluciones funcionan por un tiempo determinado e incluso se interpretan como un éxito, pero a la larga (la demora en los efectos globales es característica de los problemas sistémicos) la solución aplicada suele agravar el problema. En este punto resulta bastante didáctica la película "El efecto mariposa", en la cual el protagonista tiene el poder de modificar su vida modificando determinaciones tomadas en el pasado, en la misma se va viendo como primero se enfoca en los síntomas más inmediatos de sus problemas y al aplicar la modificación por lo general el resultado es mucho peor que antes, hasta que finalmente encuentra el momento justo y la determinación justa (el "punto de apalancamiento" según Peter Senge) en que un cambio modifica totalmente su vida para mejor; justamente este "punto de apalancamiento" no es evidente y el protagonista no lo hubiera alcanzado sin haber experimentado las otras situaciones y, sobre todo, sin haber escuchado las opiniones y sentimientos de los otros protagonistas de su vida; esto se da en los problemas sistémicos, la solución no siempre es la más evidente para todos, a veces no lo es para nadie (el ejemplo del juego de la cerveza en el libro de Senge muestra esto con mucha claridad).
El pensamiento sistémico puede entrenarse y los arquetipos de Peter Senge son de una gran ayuda al respecto, pero el riesgo es creer que esto puede aplicarlo alguien entrenado por sí solo y solucionar todo aplicando "las palancas" que menciona Senge.
En realidad, la verdadera solución de los problemas sistémicos pasa por tener una visión completa de la realidad ("el territorio y no sólo el mapa" como dicen en Programación Neurolingüística, con esto explican que cada uno de nosotros tiene en su cerebro un mapa de la realidad, pero la realidad completa - el territorio - sólo puede armarse cuando se ensamblan los distintos mapas que tienen distintas personas, cada una con su visión), o sea, es necesaria la participación multidisciplinaria de los distintos involucrados en el problema y el CONSENSO entre esas visiones (si cada uno se encierra en lo suyo y no está dispuesto a escuchar en forma amplia a los demás, la visión de la realidad se convierte en fanatismo) es necesario escuchar y aprender, estar dispuesto a cambiar de idea si las soluciones que aportan los otros mejoran la propia, deponer posturas orgullosas y buscar la armonía, debatir las ideas sin insultar o faltar el respeto a quienes tienen opiniones distintas de la propia, de otro modo los problemas sistémicos van a resultar siempre temas sin solución y que van a sobrepasar la capacidad de cada uno que quiera resolverlos.
Entender los sistemas es básico para una gestión eficiente, las ideologías son un marco para asignar prioridades, pero si la gestión no es eficiente, el resultado termina siendo contrario a lo que propugnan las ideas con las que se encaran las distintas situaciones políticas.
Culpar a otros es una salida fácil y común para este tipo de problemas, en realidad, por lo general, no hay un culpable, el culpable es el sistema y es lo que hay que modificar y ver de qué modo modificarlo, conocer el "punto de apalancamiento", es decir, dónde aplicar el esfuerzo de modo que con el mínimo gasto se obtenga el mayor resultado.
Muchas veces en política si sabe aplicarse esto se notará que con menos presupuesto bien aplicado se logra beneficiar en forma permanente a más gente que con pomposos planes de ayuda de grandes presupuestos que terminan siendo una ayuda efímera y, en muchos casos, a la larga contraproducentes.
Entender sistemas y procesos es abandonar compartimientos estancos donde cada uno hace lo que cree que le corresponde, se excusa de lo que no puede hacer y endilga a los otros responsabilidades de lo que "deberían hacer" sin comprender las interrelaciones entre sectores, disciplinas, intereses y opiniones, se trata de coordinar esfuerzos, no anularlos, de comprender a los demás, no excluirlos, de entender al otro, no demonizarlo y, sobre todo, de escuchar activamente todas las voces.