sábado, 19 de diciembre de 2009

Celebrar la diversidad

El mundo (o por lo menos la mayoría de las naciones) ha avanzado mucho desde las épocas de la esclavitud generalizada y la intolerancia absoluta hasta la lucha contra la discriminación. Aún falta mucho, acá nomás todavía estamos atrasados respecto de Estados Unidos y Francia donde está prohibido publicar clasificados laborales donde figure la edad (se entiende que si un candidato tiene los conocimientos y condiciones y sus pretensiones salariales no escapan a lo que la empresa puede pagar, no es lógico descartarlo por el dato de edad que figura en su documento). Pero las empresas que hacen punta no sólo publican que no discriminan, actualmente la tendencia es la discriminación al revés: Celebrar la diversidad. Por cuestiones de márketing (conocer distintas opiniones para llegar a más clientes), por cuestiones de creatividad (diferentes enfoques permiten llegar a soluciones más creativas), últimamente se está valorando contar con personas de distintas extracciones sociales, raciales, religiosas, sexuales, etc., la diversidad se considera una gran ventaja para estas empresas y es algo que si lo pensamos bien es muy lógico.
Parece mentira, pero en el pasado se utilizaba la teoría de "lo natural" como excusa para discriminar y reprimir la diversidad y la verdad es que en la naturaleza la diversidad es la regla, no la excepción. Se han tomado del concepto darwiniano de la supervivencia del más apto para aplicar criterios racistas e intolerantes (especialmente en el auge del nazismo) y la realidad es que precisamente contar con una buena diversidad es lo que permite la mayor supervivencia, ya que a veces una mutación poco numerosa puede ser lo único que sobreviva a una condición extrema.
En las naciones este concepto también debería ser aplicable a las organizaciones: en el siglo pasado las luchas ideológicas (y revoluciones) respondieron a las diferencias respecto de la propiedad de las organizaciones productivas, para los liberales debían ser empresas privadas, propiedad de capitalistas; para los comunistas debían ser empresas estatales, entendiendo que el estado representa a la comunidad organizada considaran que es la forma socialmente más justa; por último, la forma que quizás sea más justa es la preconizada por los socialistas: la cooperativa (por ésta hay que entender las verdaderas cooperativas, organizaciones productivas que fabrican algo o brindan algún servicio y cuyas ganancias se reparten entre todos los trabajadores que son dueños de la cooperativa todos por igual).
Celebrar la diversidad significa admitir a todas estas formas (y otras que puedan existir, formas mixtas, formas innovadoras), sin exclusión de ninguna.
Es justa la empresa privada cuando arriesga un capital y genera trabajo, sobre todo si el propietario es quien tiene las ideas y conocimientos (como sucede en muchas PYMEs) y los pone al servicio de la producción. Es justa la empresa estatal, sobre todo cuando no hay interés privado para integrar la cadena productiva o el mismo se contrapone al interés público (un ejemplo es cuando se produce determinado commodity y se lo exporta, el importador lo usa para fabricar algo que luego compramos para fabricar productos finales de uso local; sería mejor que TODO se hiciera acá, pero los intereses de muchas multinacionales se contraponen a eso porque precisamente quieren exportar lo que hacen en otros países, la manera de integrar la cadena productiva es que en el país existan las industrias intermedias - generando más puestos de trabajo mejor remunerados - y esto debe hacerlo el Estado, como sucedía con Petroquímica General Mosconi, empresa muy dañada por el menemato). Es notorio que ninguna empresa extranjera acepta invertir en exploración petrolera para incrementar las reservas si no se le permite exportar crudo (con lo cual las reservas crecen, pero con condena fija a acabarse), en este tipo de situaciones la intervención de empresas estatales es más que recomendable.
Pero las empresas estatales deben estar dirigidas por personal altamente capacitado en administración de empresas (no empresarios amigos del poder de turno), deben dedicarse a producir con calidad y maximizar las ganancias (no regalar ni malvender sus productos o servicios - cualquier similitud con las ventas de tierras de El Calafate es pura coincidencia -), debe contar con el personal necesario para hacer el trabajo bien (no contar con exceso de empleados a modo de subsidio a la desocupación encubierto), empleados capacitados (no amigos políticos), cumpliendo estos requisitos la empresa estatal cumple un rol más que necesario.
Las cooperativas son quizás la organización más justa (en tanto no sea uno de los empleados el creador y dueño de la idea, en cuyo caso sería injusto para con él distribuir en forma igual las ganancias con otros empleados con méritos mínimos), me refiero a cooperativas en serio, bien organizadas (no subsidios estatales encubiertos), empresas que produzcan bienes o servicios para ofrecerlos no solo a los distintos niveles de la administración pública, sino también a los privados. En esto tenemos una falencia de base: no estamos educados para trabajar en organizaciones cooperativas, la educación formal está desde su inicio encarada para el trabajo en esquema capitalista; esto debería revertirse lo antes posible incluyendo la educación para el trabajo cooperativo en la instrucción primaria. Es evidente que la mayoría de las cooperativas se formaron como recuperación de empresas y no como idea cooperativa desde el origen, que sería lo ideal para una mayor experiencia en el rubro.
En definitiva, una buena diversidad productiva coordinada en base a un modelo CONSENSUADO (no un modelo cacareado por uno de los poderes políticos), donde las prioridades para la asignación de recursos y demás políticas relativas debe basarse en la participación de todos los interesados: empresarios, trabajadores, economías regionales, con la conducción tanto del poder ejecutivo como del legislativo, con la transparencia necesaria para que toda la población sepa con seguridad cuál es el camino y hacia dónde se dirige la economía nacional (que no debe ser otro que mejorar el ingreso de la población con una distribución cada vez más equitativa, desterrando pobreza e indigencia, asegurando un nivel de empleo máximo con movilidad social ascendente).
Este es el propósito, por lo menos hay que dar los primeros pasos en esa dirección.

viernes, 2 de octubre de 2009

Proyectos de Ley

Si se pregunta a la mayoría de los consultores en Gestión de Calidad en Argentina cuáles son los obstáculos más comunes que se encuentran en las empresas para la implementación de Sistemas de Gestión de la Calidad, no es la renuencia de los empresarios a invertir en Calidad, no es la falta de capacitación del personal, etc., esos tópicos aparecen, pero el más usual es: la falta de definición de autoridades y responsabilidades. En muchos casos los directivos encuentran más cómodo asignar las responsabilidades a las personas después de que suceden los hechos: "eso era responsabilidad suya..." (sobre todo si se le asigna responsabilidad al subalterno, pero no se le asigna la autoridad correspondiente, es decir: los errores son tuyos, los aciertos son míos). El no tener claramente definidas las responsabilidades de las personas en una organización es la causa de la mayor erosión de la cohesión de la organización.
La división del trabajo es algo muy antiguo y hasta hoy sigue dando buenos resultados, siempre suena mejor una orquesta con músicos que cada uno toca un instrumento y no con varios hombre-orquesta tocando todos los instrumentos. Pero pareciera que en las organizaciones prefieren los hombre-orquesta. Para ser más claro: "zapatero a tus zapatos" es la forma más lógica de actuar, aunque no esté de moda.
Y parece que en política tampoco está de moda.
Poder Ejecutivo: es el encargado de EJECUTAR las leyes que el Poder Legistativo está encargado de "fabricar" (LEGISLAR), pero observamos desde hace ya bastante tiempo y con distintos gobiernos, que el Poder Ejecutivo pasa meses y aún años elaborando detallados Proyectos de Ley, que después pretenden que el Poder Legislativo vote sin modificar ni examinar, casi a libro cerrado limitándose a levantar la manito para decir "apruebo". Este tipo de conductas generan dos problemas: el que hace lo que no debe (el Ejecutivo legislando) resulta ineficiente para hacer lo que sí debe (pone sus recursos humanos, económicos, etc., al servicio de la elaboración de leyes y se los resta a su misión de hacer cumplir las leyes vigentes). El otro problema es para los que deben hacer la tarea que el otro les quita: es, por lo menos, frustrante; pero además es quitar del ámbito lógico y preparado para la tarea lo que se debe hacer, generando "ruido" y errores. Este tipo de conducta se basa en la "disciplina partidaria" o la "lealtad" por encima de la razón, entonces la ambición de quien toma la tarea del otro es hacer que el otro por lealtad se limite dar aprobación sin revisar. El resultado difícilmente puede ser bueno si no se permite la revisión (en Sistemas de Gestión de Calidad la revisión es una actividad OBLIGATORIA, se debe demostrar que se revisa: se revisa la Política de Calidad, se revisan los Procedimientos, se revisan los Métodos de Control de Calidad, etc.).
Cómo debería actuarse: en mi opinión, los Proyectos de Ley deberían ser meros borradores con el título y los objetivos que la ley que se pide debería permitir alcanzar y Los Legisladores son quienes deben darle forma a la ley. Es lógico que haya temas en los que para poder gobernar el Ejecutivo necesita determinada ley o la derogación de determinada ley que puede resultar un obstáculo y, si bien esa es tarea del Poder Legislativo, éste puede (y debe) consultar a ministros, secretarios, subsecretarios, etc., para la mejor redacción de la ley y tiene todos los mecanismos como para hacerlo, pero una cosa es consultar y otra muy distinta es ocupar a esos ministros, secretarios y demás en la elaboración de leyes.
Las cosas funcionan más fácil y mejor si cada uno hace lo que le corresponde.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Etiquetas

Cada vez más se estila el uso y abuso de titulares, desde los titulares de los diarios, revistas y rótulos en programas televisivos, por mencionar sólo a los medios de comunicación, hasta títulos de leyes, decretos, nombres de agrupaciones políticas, etc. Es que nuestro vicio es no leer la letra chica y muchos lo saben. Existe cada vez más una política orwelliana en muchos temas de la actualidad (me refieron con "orwelliana" a lo que menciona George Orwell en su novela 1984 donde, por ejemplo, denomina Minimor o Ministerio del Amor al lugar donde el gobierno del Gran Hermano se dedica a torturar a los disidentes, en la novela hay varios ejemplos más en los que se usa una terminología engañosa que contradice lo que subyace en ella). Pero además de esto está la costumbre de etiquetar a las personas y de cuestionar sus ideas en base a estas etiquetas.
Insisto con esto y no me canso de decirlo: si Frankenstein, Hitler y Videla dicen que 2 + 2 = 4, no podemos decir ¡no, si lo dicen ellos debe ser 5! Este tipo de ridiculeces las observamos en la política a diario, donde se discuten los argumentos por los antecedentes personales o políticos de quienes los esgrimen. Por favor: si mi idea es buena no importa si yo soy Einstein o Chirolita, es más, yo no importo, sino mi idea. En este sentido se cuestiona si tal o cual político está haciendo las cosas bien o mal por los nombres o la historia de quienes lo apoyan o se cuestionan denuncias por quienes denuncian. En Gestión de Calidad en las empresas es al revés que en los juicios a las personas: se invierte la carga de la prueba, no puede una empresa decir: "mientras no se demuestre lo contrario yo fabrico con la calidad correcta" porque esto podría matar gente, en la Gestión de Calidad la empresa TIENE QUE DEMOSTRAR que hace lo que debe hacer con la calidad correcta. En la función pública es lo mismo, cuando un gobernante es cuestionado por corrupción no debe contraatacar criticando a quien lo denuncia, sino demostrar que no es corrupto, es más, no debe ser algo puntual, sino que sistemáticamente tiene que demostrar que cada uno de sus actos es honesto, por obligación. Lo mismo sucede con los proyectos de ley, decretos, etc., cuando se duda por la aplicación que el gobierno puede hacer de esa ley, es decir, mal uso de la misma para provecho de los funcionarios, etc., en lugar de discutir encarnizadamente y presionar para juntar el número de legisladores que no cuestionen nada, la obligación del gobernante es incluir las salvaguardas que correspondan para que no pueda haber cuestionamiento.
Otro aspecto del mismo tema de las etiquetas pasa por el tema de las ideologías y de los posicionamientos de izquierda, derecha y centro que mencioné en una entrada anterior, para esto me voy a referir a un ejemplo: la estatización de Aerolíneas Argentinas. Esto, por el sólo hecho de ser reestatización de una empresa que fue estatal y que fue privatizada por el gobierno de Menem (postulado como el más derechista de los últimos tiempos), es visto por muchos como una medida de izquierda y, por lo tanto, demuestra que el gobierno que lo hace es un gobierno de izquierda. A propósito me parece más que interesante mencionar la opinión al respecto que emitió en el programa radial Perros de la Calle (de Andy Kusnetzoff), el ex ministro de Economía Martín Lousteau: preguntado sobre si era lo correcto o no la estatización dijo: primero tenemos que ver cuál es el objetivo, si lo que se quiere es que la aerolínea sea de bandera y tenga vuelos que cubran todo el territorio asegurando la comunicación a zonas donde no es rentable, esto se puede hacer de dos maneras, estatizando o, en forma privada asegurando rutas muy rentables que compensen las no rentables y regulando muy bien esto, o sea: para determinada actividad puede hacerlo el Estado si tiene la estructura para hacerlo en buenas condiciones, o puede hacerlo el privado bien regulado y controlado por el Estado, él proponía esto último en el caso Aerolíneas por considerar que el Estado no está en condiciones como para asumirlo eficientemente. En lo personal, no puedo dar una opinión en un sentido o en otro por no conocer suficientemente los detalles necesarios, lo que sí puedo decir es que la discusión en todos los casos deben darse en base a los objetivos finales, elegir los medios más adecuados al momento de tomar acción y, si se considera que finalmente el Estado debería terminar haciéndose cargo, bien puede intervenirse la empresa, otorgar una licencia temporaria a un administrador privado por el tiempo necesario para dotar al Estado de lo necesario para poder hacerse cargo eficientemente y, dejar indicado que al fin del período de licencia el Estado se va a hacer cargo. Esto es como debe hacerse, con previsibilidad y transparencia.
Tengamos en cuenta esto: no hay que tener miedo a estatizar lo que sea necesario ni a privatizar tampoco, no es esto lo que define a un gobierno, al fin y al cabo, si estatizar los ferrocarriles es tomar pérdidas para el Estado, pero esto genera un verdadero desarrollo económico, es algo que más que compensa las pérdidas al asegurar un transporte económico que abarata los costos de la economía general; por otra parte, determinadas estatizaciones sólo llevan al malgasto de recursos que condenan a los sectores más marginales a seguir desatendidos por falta de dichos recursos (¿cuántos comedores se abastecerían con los 600 millones del fútbol?).
La idea es que pensemos en profundidad las medidas y por qué se toman y no sólo por el título o etiqueta, estatizar no siempre es de izquierda, privatizar no siempre es de derecha, hay muchas de estas cosas que sólo son negocio para unos pocos amigos del poder y si se hacen en forma oscura, entre gallos y medianoche, a las apuradas y con presiones, por lo menos nos llevan a sospechar que no son lo que parecen y que las etiquetas son sólo eso: etiquetas.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Ideologías: ¿existen?

Algunos postulan que las ideologías han muerto y otros, que niegan esto enfáticamente, en muchos casos son una prueba palmaria de lo mismo, por eso creo interesante pensar sobre el tema.
Hay bastante confusión al respecto y muchas veces se confunden ideas directrices con metodologías, medios con fines, los objetivos con los métodos para lograrlos. Por eso las ideologías han cambiado mucho con el tiempo y la evolución de los conocimientos.
Hoy en día se cuenta con conocimientos antropológicos que desmienten las bases del pensamiento filosófico de los creadores de muchas de las ideologías reinantes durante décadas, la teoría de la evolución está bastante distante de lo que fuera el enunciado original de Darwin y, mucho más, del aprovechamiento que hicieran los conservadores de la misma en forma de determinismo evolutivo. Actualmente sería muy difícil escuchar a alguien decir públicamente que aquellos que nacieron en ambientes menos favorecidos, en situación de pobreza, están en esas condiciones por deseo de la Naturaleza o de Dios y por lo tanto no debe hacerse nada para modificar esa situación; es más, algo que en otras épocas era impensable: escuchar al titular de la Sociedad Rural Argentina preocupado por la pobreza.
Para empezar a clarificar el tema creo que hay que comenzar por las ideas directrices:
* Considerar que todos tienen los mismos derechos y merecen las mismas oportunidades
* Considerar que todos tienen derecho a las libertades fundamentales y libertades que no afecten a los derechos de los demás
* Considerar la vida como derecho supremo y prioritario por sobre los demás
* Considerar que cuando decimos todos es TODOS, donde todos somos iguales en derechos y no hay algunos "más iguales" que otros
Si se tiene esto en mente podemos ver que pocos rechazarían estos principios, al menos públicamente (a menos que quieran cometer un "sincericidio"), ya que ningún político que quiera ser votado podría decir que los pobres e indigentes están bien así y tienen que seguir siéndolo, por poner un ejemplo.
Entonces, si los principios son comunes, lo que varía en muchos casos es la opinión respecto de los métodos, por ejemplo, cuál es la metodología para lograr un crecimiento del empleo en el país; siendo entonces que las antiguas ideologías han sido remplazadas por diferentes recetas para curar un mismo mal. Si lo que cambia son las recetas, lo que se necesita es un amplio y sincero debate de los pros y contras de cada metodología, que contraindicaciones tiene cada receta y que efectos secundarios produce. Además, una vez que un gobierno aplica una receta durante un tiempo y el efecto no es el esperado o los daños colaterales son mayores que los resultados positivos, debería tener, dentro de su misma plataforma, la posibilidad de cambiar de receta o, lo que es mejor, un mecanismo de consulta y consenso para acordar una nueva receta a aplicar.
Entonces, en lugar de ceñirse a ideologías cristalizadas, lo importante es generar posibilidades de discusión amplia que permitan llegar con facilidad y transparencia a la solución de los problemas que impiden la realización de los postulados generales que mencionamos arriba.

Promesas electorales

Últimamente estamos asistiendo a un fenómeno que políticamente considero bastante peligroso: en las campañas electorales se está priorizando el aspecto, la simpatía, las características personales y demás de los candidatos antes que las ideas y propuestas de los mismos. Es sabido que mucho tienen que ver los medios en esto, es muy habitual ver en programas periodísticos entrevistas a políticos en las cuales el candidato quiere hablar de sus propuestas y los periodistas le preguntan sobre lo que dijo el candidato adversario sobre él o sobre tal o cual suceso de la actualidad y difícilmente los dejan explayar en sus propuestas. Pero esto también responde a una responsabilidad de los propios candidatos: se efectúan promesas de difícil cumplimiento que luego se traicionan con bastante frecuencia. Me interesa abordar ahora el tema desde el punto de vista de cómo deberían ser las propuestas de los candidatos en una elección. Cuando hablamos de Calidad, la Planificación de la misma implica explicitar:
. qué se va a hacer
. cómo se va a hacer
. cuándo se va a hacer (incluyendo PUNTOS DE CONTROL, que son tiempos intermedios en los que puede revisarse en qué % de realización se encuentra el proyecto)
. con qué recursos se va a hacer
. salvedades: las cosas que pueden impedir que se haga lo propuesto o las que pueden hacer que los tiempos se alarguen.
Este tipo de planificación en una propuesta electoral haría más transparente la campaña.
En el caso de candidatos a legisladores, una forma más honesta de plantear una respuesta a una consulta respecto de un tema determinado en lugar de eludir con palabrerío hueco, sería:
(ante una pregunta, por ejemplo, sobre inseguridad) "mi especialidad, por mi experiencia y conocimientos, está enfocada a temas de producción, empleo, planes sociales, por lo tanto no voy a formar parte de las comisiones en las que se tratan proyectos sobre inseguridad, así que no puedo asegurar el tratamiento de los mismos, en nuestra lista el candidato Fulano se especializa en esos temas y va a promover su tratamiento en las comisiones correspondientes, cuando los proyectos pasen a la Cámara me comprometo a votarlos para mejorar la seguridad."
Esto es más honesto que dar vueltas hablando de lo que no se conoce.

sábado, 29 de agosto de 2009

¿Cambios en el INDEC?

Pareciera que la dirigencia política no entiende las necesidades de la gente ni las prioridades y mientras la pobreza y la indigencia son verdaderos flagelos de por sí y que, a su vez, traen aparejados otros y además vemos con preocupación el crecimiento de la desocupación, encontramos a la dirigencia reclamando por el INDEC. Pero ¿nos extrañaría mucho si en un barco perdido en el océano con la prioridad de alcanzar la costa el capitán se concentrara en reparar la brújula que está funcionando mal?
Combatir la pobreza, desterrar la indigencia y el hambre, sobre todo en la niñez requiere de planes sociales efectivos y éstos requieren un cómputo fiable de la cantidad de pobres e indigentes. Combatir la desocupación requiere entre otras cosas lograr más y mejores inversiones que generen trabajo y detener la fuga enorme de divisas actual, ambas necesitan un shock de confianza del cual el lograr un INDEC sano, eficiente y que no mienta, es el primer paso necesario.
En la Justicia nadie puede juzgarse a sí mismo, en las empresas el mismo principio rige para los controles de calidad, en las normas de Buenas Prácticas de Fabricación (obligatorias para industrias tan sensibles como la Alimenticia, Farmacéutica o Cosmética, en las cuales los productos van en contacto directo con el ser humano), el Jefe de Control de Calidad no puede depender del Área de Producción, si una empresa observada por el auditor de un ente regulador porque su Jefe de Control de Calidad depende del Jefe de Producción dijera: bueno, a partir de ahora cambiamos, ahora el Jefe de Control de Calidad depende del Gerente de Producción. El auditor les contestaría: ¿ustedes son estúpidos o se hacen?, no puede depender de Producción, ni del Jefe, ni del Gerente ni del Cadete, ni de ninguno. Y clausuraría la empresa. Es así de serio.
El INDEC controla la calidad de los datos que generan las políticas del Poder Ejecutivo, por lo tanto NO PUEDE DEPENDER DEL PODER EJECUTIVO, no de Moreno, ni del Ministerio de Economía, ni de Presidencia de la Nación, NINGUNO. Cualquier otro cambio hace que la sospecha de “dibujo” de los datos sea permanente.
Se podría argumentar que antes dependía y andaba bien, lo cual tal vez sea cierto, pero ya que debe realizarse un cambio por todo lo mencionado arriba, el cambio debe ser en la dirección correcta, esto es: el INDEC debe ser Autárquico con Control Parlamentario, cualquier otro cambio sólo será cosmético y no servirá para luchar contra los problemas más afligentes: el hambre infantil, la desocupación. Para los que no encuentren intencionalidad en el cambio cosmético actual, no está demás recordar que durante los gobiernos de la pareja gobernante estuvo cajoneado el proyecto de Ingreso Universal para la Niñez con un Congreso absolutamente dominado por un gobierno que dice representar y privilegiar a los más humildes. Quizás un dato que pueda dar a conocer un INDEC renovado en la dirección correcta: ¿cuánto se gasta en la Argentina per cápita en planes sociales y cuánto en Brasil?, sería muy interesante saber este dato para compararnos con un país en el cual el Hambre Cero del gobierno resultó efectivo.

viernes, 15 de mayo de 2009

Calidad Política

Ideologías: ¿tienen actualidad o han ido perdiendo la fuerza que tenían en otras épocas?. Honestidad: ¿es un prerrequisito o es un proyecto político concreto?. Estas y muchas otras preguntas se hacen tanto personas con militancia política como personas ajenas a dicha militancia, pero con interés en la política. Otra: ¿por qué en las campañas políticas se prometen cosas que nunca se cumplen?.
La idea de este blog es acercar a la política conceptos de la moderna Gestión de la Calidad que, precisamente, tiende a afirmar conceptos y acciones relacionados con lo mencionado arriba como lo son la transparencia, la posibilidad de control de las acciones de los funcionarios, los programas o plataformas detallados, con tiempos y puntos de control.
Más de un municipio u otros organismos gubernamentales han certificado sus Sistemas de Gestión de acuerdo a la norma ISO 9001 (la versión actual es la 2008), pero esto no significa realmente aplicar los conceptos de Calidad a la Política, de hecho definen usualmente a los ciudadanos como Clientes y se toman las necesidades de los mismos como Requisitos, esto es en parte correcto, pero en una Democracia el Ciudadano no es el cliente del poder sino el Dueño del mismo, por lo tanto la Calidad aplicada a la Política implica la Participación de los ciudadanos en la gestión política como un valor principal que estos sistemas certificados no siempre incluyen.