miércoles, 30 de septiembre de 2009

Etiquetas

Cada vez más se estila el uso y abuso de titulares, desde los titulares de los diarios, revistas y rótulos en programas televisivos, por mencionar sólo a los medios de comunicación, hasta títulos de leyes, decretos, nombres de agrupaciones políticas, etc. Es que nuestro vicio es no leer la letra chica y muchos lo saben. Existe cada vez más una política orwelliana en muchos temas de la actualidad (me refieron con "orwelliana" a lo que menciona George Orwell en su novela 1984 donde, por ejemplo, denomina Minimor o Ministerio del Amor al lugar donde el gobierno del Gran Hermano se dedica a torturar a los disidentes, en la novela hay varios ejemplos más en los que se usa una terminología engañosa que contradice lo que subyace en ella). Pero además de esto está la costumbre de etiquetar a las personas y de cuestionar sus ideas en base a estas etiquetas.
Insisto con esto y no me canso de decirlo: si Frankenstein, Hitler y Videla dicen que 2 + 2 = 4, no podemos decir ¡no, si lo dicen ellos debe ser 5! Este tipo de ridiculeces las observamos en la política a diario, donde se discuten los argumentos por los antecedentes personales o políticos de quienes los esgrimen. Por favor: si mi idea es buena no importa si yo soy Einstein o Chirolita, es más, yo no importo, sino mi idea. En este sentido se cuestiona si tal o cual político está haciendo las cosas bien o mal por los nombres o la historia de quienes lo apoyan o se cuestionan denuncias por quienes denuncian. En Gestión de Calidad en las empresas es al revés que en los juicios a las personas: se invierte la carga de la prueba, no puede una empresa decir: "mientras no se demuestre lo contrario yo fabrico con la calidad correcta" porque esto podría matar gente, en la Gestión de Calidad la empresa TIENE QUE DEMOSTRAR que hace lo que debe hacer con la calidad correcta. En la función pública es lo mismo, cuando un gobernante es cuestionado por corrupción no debe contraatacar criticando a quien lo denuncia, sino demostrar que no es corrupto, es más, no debe ser algo puntual, sino que sistemáticamente tiene que demostrar que cada uno de sus actos es honesto, por obligación. Lo mismo sucede con los proyectos de ley, decretos, etc., cuando se duda por la aplicación que el gobierno puede hacer de esa ley, es decir, mal uso de la misma para provecho de los funcionarios, etc., en lugar de discutir encarnizadamente y presionar para juntar el número de legisladores que no cuestionen nada, la obligación del gobernante es incluir las salvaguardas que correspondan para que no pueda haber cuestionamiento.
Otro aspecto del mismo tema de las etiquetas pasa por el tema de las ideologías y de los posicionamientos de izquierda, derecha y centro que mencioné en una entrada anterior, para esto me voy a referir a un ejemplo: la estatización de Aerolíneas Argentinas. Esto, por el sólo hecho de ser reestatización de una empresa que fue estatal y que fue privatizada por el gobierno de Menem (postulado como el más derechista de los últimos tiempos), es visto por muchos como una medida de izquierda y, por lo tanto, demuestra que el gobierno que lo hace es un gobierno de izquierda. A propósito me parece más que interesante mencionar la opinión al respecto que emitió en el programa radial Perros de la Calle (de Andy Kusnetzoff), el ex ministro de Economía Martín Lousteau: preguntado sobre si era lo correcto o no la estatización dijo: primero tenemos que ver cuál es el objetivo, si lo que se quiere es que la aerolínea sea de bandera y tenga vuelos que cubran todo el territorio asegurando la comunicación a zonas donde no es rentable, esto se puede hacer de dos maneras, estatizando o, en forma privada asegurando rutas muy rentables que compensen las no rentables y regulando muy bien esto, o sea: para determinada actividad puede hacerlo el Estado si tiene la estructura para hacerlo en buenas condiciones, o puede hacerlo el privado bien regulado y controlado por el Estado, él proponía esto último en el caso Aerolíneas por considerar que el Estado no está en condiciones como para asumirlo eficientemente. En lo personal, no puedo dar una opinión en un sentido o en otro por no conocer suficientemente los detalles necesarios, lo que sí puedo decir es que la discusión en todos los casos deben darse en base a los objetivos finales, elegir los medios más adecuados al momento de tomar acción y, si se considera que finalmente el Estado debería terminar haciéndose cargo, bien puede intervenirse la empresa, otorgar una licencia temporaria a un administrador privado por el tiempo necesario para dotar al Estado de lo necesario para poder hacerse cargo eficientemente y, dejar indicado que al fin del período de licencia el Estado se va a hacer cargo. Esto es como debe hacerse, con previsibilidad y transparencia.
Tengamos en cuenta esto: no hay que tener miedo a estatizar lo que sea necesario ni a privatizar tampoco, no es esto lo que define a un gobierno, al fin y al cabo, si estatizar los ferrocarriles es tomar pérdidas para el Estado, pero esto genera un verdadero desarrollo económico, es algo que más que compensa las pérdidas al asegurar un transporte económico que abarata los costos de la economía general; por otra parte, determinadas estatizaciones sólo llevan al malgasto de recursos que condenan a los sectores más marginales a seguir desatendidos por falta de dichos recursos (¿cuántos comedores se abastecerían con los 600 millones del fútbol?).
La idea es que pensemos en profundidad las medidas y por qué se toman y no sólo por el título o etiqueta, estatizar no siempre es de izquierda, privatizar no siempre es de derecha, hay muchas de estas cosas que sólo son negocio para unos pocos amigos del poder y si se hacen en forma oscura, entre gallos y medianoche, a las apuradas y con presiones, por lo menos nos llevan a sospechar que no son lo que parecen y que las etiquetas son sólo eso: etiquetas.

2 comentarios:

  1. Estamos requete-requete-etiquetados, y no me lo nombres a "Carlitos" que esta noche voy a tener pesadillas cuando duerma."Carlitos fue el único que negoció la riqueza "bruta" de nuestra tierra. yeah........

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  2. Tanto Carlitos como muchos que lo sucedieron hicieron lo que hacen los corruptos al poder: desmantelar aquellos organismos que controlan para evitar la corrupción (pasó con Aduana, PAMI, Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, Corte Suprema de Justicia, Consejo de la Magistratura, INDEC, y varios etc.).
    Una vez escuché a Aldo Rico decir una de las cosas más ridículas que se pueden decir en política (y hay gente que las cree): "yo voy a asegurar un gobierno honesto y libre de corrupción porque mis colaboradores son honestos y no son corruptos"....
    La única forma de asegurar que no va a haber corrupción, aunque el que lo ponga en marcha sea el Ladrón de Bagdad, es generar un sistema con los controles necesarios para evitar la corrupción, entonces, pongan a quien quieran, pero que sepa que si mete la mano en la lata va en cana,

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